En el bar de la esquina
recolectan zapatos
para los niños del Zaire.
En el bar de la esquina
no saben donde está dicho país
ni cuantos niños hay,
tampoco por qué lo hacen.
Ni siquiera qué pie calzan.
En el bar de la esquina
escriben el nombre del país
con eSe
y se oye decir
"por los pobres negritos descalzos"
mientras brindan con zoza-zola.
En el bar de la esquina
se sienten felices
mientras imitan danzas africanas
unos dicen que son zaireñas
otros
que del Congo.
En el bar de la esquina
se preocupan por los derechos humanos
y olvidan la dignidad humana.
Los parroquianos del bar de la esquina
se acuestan con el seso seco.
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